22 de septiembre
Hoy vuelvo a trabajar desde casa, así que disfruto de la cama un poco más después de que mi novio me llame al móvil para despertarme (hoy ha entrado a currar a las siete). Me pongo su pijama largo, voy a la cocina, cojo un bol y la bolsa de Chocos y me dejo caer sobre la silla mientras se enciende mi ordenador. Cuando se ha cargado mi fondo de pantalla de las Ninpheas de Monet, lo primero que hago es, por supuesto, abrir Firefox (mi Mac no acepta Chrome, qué le vamos a hacer) para revisar mis páginas.
En el correo de empresa no hay nada nuevo, así que borro los mails de publicidad. En mi cuenta personal sólo tengo uno nuevo en el que me informan de que acaba de salir un nuevo canal de televisión por internet de Titanlux. Pincho (por curiosidad profesional) y el primer vídeo que me encuentro es 'Cómo eliminar la humedad y el moho de las paredes'.
Toca el turno ahora a mis redes sociales. Investigo un poco Tuenti, pero no hay nada relevante. Tonteo un rato más, alargando el momento de ponerme a trabajar y, cuando ya no dá más de sí, paso a Facebook. Me sorprende que, cuando abro la pestaña, no se ha conectado directamente. Yo soy de esas 'usuarias' que dejan el usuario y la contraseña guardada en el ordenador porque les da pereza meterla cada vez que entrar en internet. Sé que es un error (por aquello de la protección de mis datos), pero también soy consciente de que lo voy a seguir haciendo mientras existan internet y las contraseñas.
Al tema: meto mi password de nuevo y doy a 'Entrar'. Es entonces cuando un cartel rojo me abofetea la cara con un 'Cuenta no disponible'. Como es lógico, reparo en esa frase después de intentar meter tres veces mi contraseña. Yo no leo los carteles de error: yo doy a 'Siguiente'.
Olvido mi posición relajada en la silla, me incorporo para acercarme a la pantalla un palmo más y dejo mi bol de cereales sobre la mesa para poder teclear desesperadamente y a gusto. Entro en la cuenta de Facebook de mi empresa, para tranquilizarme y ver que no es sólo problema mío. Ajá. Sí lo es. El perfil de mi trabajo abre perfectamente y veo que los contactos han actualizado su estado recientemente.
Releo el problema e intento verlo de manera objetiva. Pone que están manteniendo el sitio, ¿por qué no iba a ser así? Inconscientemente, pienso en las cosas que podría haber hecho para que me dieran de baja mi cuenta. No tengo muchísimos contactos como para considerar que utilizo FB para publicitarme. Tampoco escribo comentarios 'denunciables'. Ni siquiera utilizo las aplicaciones. Reparo en que todos los días hago una captura de pantalla de comentarios de mis contactos para explayarme en este blog, pero me quiero tranquilizar diciéndome que oculto su nombre y foto.
Mientras reflexiono lo anterior, voy metiendo de nuevo mi contraseña e intentando entrar, siempre con el mismo resultado rojo. Es hora de acudir a 'San Google'. Copio íntegra la frasecita de error en el buscador y doy al intro. El primer resultado es un diario mexicano que, con fecha del 9 de septiembre, avisa que muchos usuarios del país tendrán problemas para acceder por mantenimiento del portal.
A pesar de que la primera respuesta ha sido positiva, yo soy un poco masoca y busco otra que me diga lo contrario. ¿Por qué? Se ve que no me gustan las cosas fáciles. Encuentro un foro donde otra chica plantea el mismo problema que el mío. Le contestan que es un tema de mantenimiento, que se relaje. Sigo el hilo de la conversación y me detengo en una intervención de mi compañera de preocupaciones, que pregunta, desesperada: "¿Demorarán [en arreglar el problema]? Tengo cosechas que levantar".
En ese momento, me siento ridícula. Me suena tan estúpida esa última frase que demuestra su dependencia que me siento totalmente identificada con ella. La chica, posiblemente enganchada a la aplicación 'Amigos de la granja', está nerviosa porque tiene 'cosechas que levantar'. Yo lo estoy porque quiero comprobar que todo está igual que ayer.
Llevo un cuarto de hora buscando desesperadamente como si se me hubiese caído el mundo encima cuando lo único que se ha caído ha sido mi perfil de FB (y temporalmente, además). ¿Por qué generamos esta necesidad? Hasta hace un año, yo no conocía Facebook ni Tuenti. Sin embargo, ahora es (como dice mi carta de presentación) 'lo siguiente que hago después de revisar el correo de empresa'.
En fin, tendré que convivir con ello. Por lo menos, me sirve de excusa para escribir todos los días este blog.
Nos vemos mañana a las ocho.
PD: Después de este post, Blanca consiguió entrar en Facebook y pudo recostarse de nuevo en la silla para comenzar a trabajar sin preocupaciones.
3 comentarios:
Mal de muchos consuelo de tontos: espero no llegar al extremo de la agricultora virtual, pero creo que a muchos nos pasaría lo que a ti. Y otros muchos no lo reconocerán.
A mí me ocurrió anoche pero al ratito ya iba bien. Tendría que haberte advertido.
Si que hay chrome para mac y aunque es una version beta funciona muy bien:
http://dev.chromium.org/getting-involved/dev-channel
PD.- Tranqui, hay páginas muuuuuucho peores a las que engancharse que facebook (ogame, quakelive, monopoly...) :-D
Publicar un comentario