"Nacho Vigalondo anuncia que cierran su blog"

Jueves, 3 de febrero



Llevo casi dos años escribiendo sobre la última públicación que aparece en cualquiera de mis redes sociales a primera hora de la mañana. Irónicamente, revistando todos mis posts, no encuentro ninguno que profundice sobre esta fuente de información. Simplemente tomo la frase al azar que aparece frente a mis ojos y la relaciono con mi propia existencia, hablando de mi trabajo, de mis aficiones, de mis amistades o del tiempo meteorológico. Total, las redes sociales son sólo mi excusa.

Es una pena porque Facebook o Twitter van más allá. No hay más que remontarse muy atrás en el tiempo para ver su relevancia. Esta semana, por ejemplo, Bisbal se ha enfrentado a una burla genaralizada por su comentario sobre los sucesos en Egipto y #turismobisbal se ha convertido en el trending topic de los últimos días.

Lo último, el cierre del blog que Nacho Vigalondo tenía en elpais.com debido a uno de sus tweets. Lo que él explica como una especie de experimento socioógico derivado de llegar a los 50.000 seguidores en su perfil de Twitter, fue tomado por los medios de comunicación como un comentario antisemita. Y así, de buenas a primeras, el director vió como se le echaba encima la opinión pública, influenciados por titulares como Nacho Vigalondo encrespa Twitter por decir que el Holocausto fue un montaje.

En el penúltimo post de su blog, Vigalondo se plantea a partir de qué cifra el twittero debe limitar sus pensamientos y quién establece el límite de expresión personal. Es decir, hasta que punto la persona tiene que tener en cuenta la interpretación que se hará de sus publicaciones y el uso de esa interpretación.

La palabra clave en esta cuestión es la contextualización. Twitter y Facebook se nutren de muchos comentarios arrancados de su hábitat natural -espacio y población que lo generó- que son arrojados a una red formada por muchos ecosistemas diferentes. En esa maraña, la oración puede perder el significado con el que nació e, incluso, malinterpretarse. Sería algo así como las frases sueltas que se cazan en el metro, mientras dos personas conversan.

Yo misma, sin ir más lejos -y en una comparación bastante mala, puesto que tengo 298 amigos en Fb frente a los 30.000 de Vigalondo-, escribo comentarios en mi muro derivados de conversaciones y situaciones que vivo con las personas de mi alrededor pero que, para quien no tenga ese contexto, carecen del sentido con el que yo los publiqué.

No me refiero solamente a uno del tipo 'El desenladrillador que la desenladrille, buen desenladrillador será' que comentó ayer mi amiga-socia-compañera de trabajo en un momento de desesperación laboral total y que, en vez de comprenderse como tal, tiene varios 'Me gusta' y un simpático 'Oh, yeah'. No. Hago alusión, por ejemplo, a otros como 'Ha vuelto la Blanca taurina' (un día que me dió por tararear pasodobles), que podría costarme varios clientes que estén en contra de la fiesta nacional.

Eso siendo yo poco polémica. Un amigo de la universidad -al que, por cierto, admiro bastante-, escribe auténticas barbaridades en Fb. Sacadas de contexto y sin comprender el humor negro de mi compañero, podría tener bastantes problemas. ¿Debe mi amigo, por tanto, abandonar su humor negro en Fb y limitarlo sólo a las reuniones sociales?

Evidentemente, en el caso de Vigalondo hay que ir más allá. Al ser un personaje público, los comentarios traspasan la frontera de los amigos y conocidos para alcanzar a los medios de comunicación, tan pendientes ultimamente de las redes sociales.

En ese sentido, ¿son Twitter o Facebook un recurso para completar las noticias o los medios las utilizan para generarlas? Parafraseando a Vigalondo, ¿hay que impedir que de nuestras redes sociales puedan brotar noticias como si fuesen tomates o hay que impedir que la prensa pueda plantar tomates en twitter a su libre albedrío?

Me asaltan, por tanto, dos grandes dudas. La primera es la que se refiere a la reeducación en la utilización de las redes sociales. ¿Comprendemos que el receptor del mensaje es completamente diferente a lo que hemos conocido hasta el momento? Es decir, que en nuestra vida habitual, nosotros cambiamos el discurso si nos dirigimos a familiares, a amigos o a compañeros de trabajo. Y medios de comunicación, si eres un personaje público. Las redes sociales, en cambio, aglutinan toda esta audiencia convirtiéndola en una. ¿Estamos preparados para asumir esta nueva realidad? ¿Quién debe enseñarnos?

La segunda cuestión tiene que ver con las fuentes de las que hacen uso los periodistas. Está claro cierto que Twitter es una herramienta FUNDAMENTAL para la cobertura de muchas noticias. Pero también es cierto que es origen de muchas de ellas. Volviendo a Vigalondo, el periodista puede 'plantar tomates en Twitter', o sea, puede sacar una noticia de donde no la había. Por lo tanto, si el usuario de las redes sociales debe adaptarse y comprender la nueva realidad comunicacional, ¿el periodista no deberá comprender que este medio de expresión no es una declaración oral ni un comunicado de prensa?

Mañana a las ocho estaré, como siempre, en mis redes sociales.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que es mucho mas simple. Hay que diferencia lo personal de lo profesional. El twitter de Vigalondo es algo profesional y no algo personal. Todo lo que hay expongas no queda reducido a tu grupo de amigos. Pero dicha faceta en twitter no esta muy explotada.

En Facebook, tienes la opción de cuentas alias para una misma persona, es decir un perfíl público para amigos y otros para "amigos laborales", pero todo sobre la misma persona pero con 2 cuentas y toda la gentión desde una de ellas.

En cuanto a lo de Vigalondo, me parece exagerado. Pero bueno, recuerdo a un tal Sostres que hizo un comentario jocoso sobre niñas fuera de micrófono, no públicamente como Vigalondo, y fue linchado públicamente, en este país somos así.

Por eso, mejor diferenciar lo personal de los público/profesional se evita uno muchos problemas.

Unknown dijo...

¿Pero por qué es profesional? ¿Porque lo tiene abierto? No me parece tan fácil...

Anónimo dijo...

Es el problema de twitter y facebook, la gente no diferencia lo personal de lo profesional.

En facebook, por ejemplo las cuentas normales son personales pensadas para tus amigos, amigos. Si eres un personaje medio público, te creas una página, donde por ejemplo no tendrás limite de amigos, pero por el resto será igual. Así puedes diferenciar ambas vías.

Y esto que digo no limita lo profesional de lo personal, pero si lo diferencia y evita cualquier tipo de malentendidos.

No es lo mismo lo que pone Blanca en airevisual, que lo que pone Blanca en su perfil. Pero si blanca aceptase a gente con una única relación laboral en su Facebook lo que dijese si podría ser lo mismo.

Poner los límites entre una cosa y otra es complicado, muy complicado, pero hemos de ser consecuentes con lo que decimos en público y si queremos que quede como broma entre amigos, hazla con los amigos no difundiendolo a todo el planeta.

Laura dijo...

Más que entre "personal" y "profesional", yo creo que tenemos que distinguir entre "persona" y "personaje" y esto vale para Vigalondo, para mí y para cualquiera que exponga alguna parte de su mundo en Internet (aunque esta semana no soy la más indicada para decir estas cosas, porque desde que tengo a la jefa en tuiter he tenido que desvincularlo del blog).

M. San Felipe dijo...

El Jueves también invita a la reflexión: www.eljueves.es/2011/02/04/se_puede_hacer_humor_del_holocausto.html

Unknown dijo...

Pensaba que ibas a cambiar radicalmente de tema y ibas a iniciar un debate sobre los testículos del rey http://www.eljueves.es/2011/01/31/zarzuela_desmiente_penafiel.html

La mujer del médico dijo...

La diferencia es que el FB tiene mucho más filtro de acceso que el twitter, al que puede acceder cualquiera. Yo hace mucho tiempo que dudo del "periodismo de declaraciones". Y de hecho como dices esto de Vigalondo no son ni declaraciones. Sería complicado decir que en la red la gente "declara". La gente vomita parlabras. Seguir a la gente que comunica en la red supone cierta cercanía a su contexto. Sacar un solo "tweet" es juzgar a alguien fuera de su contexto.
Pero esto es algo viejo como el mundo. También en las relaciones sociales normales (en persona) alguien saca un "tweet" tuyo de contexto y la masa se dedica a lapidarte un tiempo. Luego pasa. Cuando alguien entiende tu contexto entiende quién eres y no saca las cosas que dices del tiesto. Pero es que eso es muy muy muy difícil. Eso es tener un amigo. Y un follower desde luego no es un amigo que te conoce. No te digo ya la gente que ni si quiera es tu follower y sólo se mete en tu twitter cuando la prensa dice que has soltado un rebuzno.
Y por si no queda claro a mi me jode la gente que juzga sin saber. Es Vigalondo, no Rebollo. O sea, alguien que suele hacer coñas constantes, no "un tipo serio". Pero nada. En la red, lo mismo de siempre. Qué triste. Ais...

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