"¿Cómo te las has arreglado para llegar hoy al trabajo?"

Lunes, 11 de enero


Casi un mes después de mi último post, vuelvo a la rutina. Eso sí, con un escenario completamente blanco al otro lado del ventanal de la oficina algo que, quieras que no, alarga la sensación vacacional de las Navidades que acaban de terminar.

Respondiendo a la pregunta de lainformacion.com, yo sí he conseguido llegar al trabajo. Mucho mérito tampoco tiene porque vivir a dos minutos andando, sin tener que cruzar ninguna carretera, facilita mucho las cosas. De todas formas, si existiera, me uniría al grupo "Yo también vi el especial 'Gran Nevada' de Telemadrid a las doce de la noche por si me decía que no podía ir a trabajar". Solidariamente, claro. Es lo que tiene que tu novio trabaje en Alcobendas, esté de turno de mañana y no tenga ni puñeteras ganas de ir al curro.

Pero volviendo a mi persona (ya que es mi blog, hablo de mi, no te fastidia), esta mañana he disfrutado esos dos minutos de trayecto, alargándolos hasta los cuatro, mientras buscaba los huecos libres de pisadas en el manto blanco de la acera, para ser yo la primera que los estrenaba con ese 'croc, croc' que hace la nieve al pasar sobre ella.

Porque la nieve tiene ese efecto, te vuelve bucólica. Sin darte cuenta, te encuentras tarareando alguna canción de Sinatra mientras caminas de una manera distinta a la habitual que, aunque en tu borrachera de felicidad post-nevada pueda resultarte entrañable, para el resto de los mortales con los que te cruzas es más bien cómica.

Y piensas en lo bonito que está todo. Lo maravillosa que es el polvo blanco de cinco centímetros que cubre todo. Lo curiosos que resultan los árboles sin hojas, bañados de nieve. El silencio vacío que hay en la calle, como si las nubes hubieran cerrado el cielo, convirtiéndolo todo en un recinto estanco. Y si un resbalón no jode tu melopea meteorológica, llegas al trabajo más feliz, como si realmente la nieve hubiera mejorado tu vida y la hubiera hecho más dulce.

Ahora, dos horas más tarde y con el sol calentando la capa que queda sobre los coches y las aceras, me doy cuenta que la nieve no mejora nuestra vida, pero sí que cambia nuestra rutina. Y qué queréis, estrenar el primer día de trabajo con una sonrisa en la cara, se agradece, sobre todo teniendo en cuenta los tiempos que corren.

Feliz vuelta a la rutina.

¿Nos vemos mañana, a las ocho?

4 comentarios:

Patricia Vera dijo...

Yo estoy de vacaciones, así que no he tenido ningún problema para llegar al trabajo ;) Pero mi maridito se ha quedado en casa, alegando que no se podían transitar por la carretera. Ayer teníamos la esperanza de que no se deshiciera la nieve, por ir a hacer fotos (yo) y por no tener que ir a trabajar (él). Te saca de la rutina, sí, un lunes cualquiera, de repente, se alarga el fin de semana. Ayer, aunque no hicimos muñequito de nieve ni nada, fuimos muy felices haciendo el tonto por la calle, caminando raro y enterrando los pies en la nieve. Hoy es más hielo que nieve blanda, pero ahí sigue, adornando algo tan feo como un barrio residencial. Eso sí, ganas de estudiar o de hacer algo de provecho... pocas

Laura dijo...

Joder que si la nieve cambia tu rutina. Pásate por mi blog y verás lo que es ver tu rutina cambiada por culpa de la nieve :S

serpal dijo...

Tenemos tan automatizado nuestro día a día, que estas pequeñas cositas, que al final son la salsa de la vida nos hacen ponernos tontorrones y casí sin querer, esbozar una sonrisita. Yo quiero mas días así. :)

Laura dijo...

¿Por qué no haces un post sobre los colores de los sujetadores?

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