30 de septiembre
El pasado 26 de agosto comencé este blog. Hoy, 36 días más tarde, hago balance de mi primer mes en la red.
-Yo-
La que prometió dedicar media hora cada día a un blog. Y que lo está intentando.
Estoy contenta porque he recuperado mi ilusión por escribir. Me encanta teclear la última palabra del post y releer el conjunto, porque significa que estoy manteniendo mi promesa de continuar este blog. De hecho, algunas tardes tengo ganas de volver a ponerme delante del ordenador y aporrear el teclado hasta que se me pase el mono de escritura. Reconozco, de todas formas, que nunca lo he hecho.
También estoy bastante orgullosa en lo que a constancia se refiere, porque de los 26 días que debería haber escrito (dado que no lo hago ni fines de semana ni festivos), he publicado en 22 ocasiones. Mis posts son relativamente largos y sólo en tres ocasiones he escurrido el bulto poniendo un vídeo o haciendo copia-pega de noticias que he encontrado en internet.
Eso sí, aunque me propuse pinchar en 'Publicar entrada' a las 8:30 como muy tarde, casi siempre he posteado más tarde, porque suelo escribir mientras reviso y remato cosas de mi trabajo. Elijo el tema nada más abrir el ordenador y sus respectivas pestañas de Chrome, pero compagino su redacción con los proyectos que tenemos pendientes. No tengo elección: eso o me desdoblo.
-Vosotros-
Los que me leéis. Aquellos que, cuando escribo, sé que lo hago para vosotros.
Puedo contaros con los dedos de mis manos, pero no me importa. A media mañana, abrís mi blog para comprobar si ya he publicado y soléis alegrarme el día con comentarios tempraneros. De hecho, (y aunque suene a discurso protocolario de empresa a cliente), sois vosotros los que, inconscientemente, me obligáis a escribir casi todos los días. Si supiera que no me lee nadie, no lucharía contra mi misma esos días en los que parece que me va a vencer la pereza. Por eso, muchas gracias.
-Ellos-
Los que proporcionan los temas sin saberlo.
Son los que actualizan sus estados, cuelgan enlaces, fotos y vídeos en sus redes sociales, haciendo que yo tenga algo sobre lo que hablar cada día. Me regalan, inconscientemente, el material sobre el que explayarme.
Tenía miedo de agotar los temas que ofrecen las redes sociales y no poder continuar este blog. Al fin y al cabo, son la excusa perfecta para poder escribir cada día sobre algo distinto. Y teniendo en cuenta que, como una amiga mía, no sé de nada, poder reflexionar sobre cualquier cosa es un reto. Sin embargo, sólo en un par de ocasiones me he visto limitada porque el asunto no daba mucho de sí. La mayor parte de las veces me ha ocurrido lo contrario.
De hecho, hoy, el primer miércoles después de cumplir mi mes en la red, Facebook amanece con 'y con esto y un bizcocho...' escrito por un contacto. Yo remato: hasta mañana a las ocho.
4 comentarios:
... y media
¡Enhorabuena! Desde mi punto de vista el balance es más que positivo, no te lo tomes a mal, sobre todo conociéndote y porque sé (sin saber nada, :-P, gracias por tu mención) cuánto puede la pereza.
No es peloteo, pero me encanta abrir la pestaña de Firefox para ver si hay post nuevo.
Ánimo y a por más balances positivos!!
Y con esto y un bizcocho... hasta mañana en el 32! Frase que vale de comentario para el post anterior ;-) Que por cierto me gustó mucho
Enhorabuena por tu constancia y gracias por tus posts (siempre es un placer leerlos, en serio).
Ah! Otro 'gracias' por las alusiones ;-)
:-)
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